1. De la segregación a la Educación Especial.
El enfoque conceptual de la educación de las personas con discapacidad ha evolucionado
y se ha transformado en distintas épocas. Así encontramos que, en un
momento, existía una completa exclusión, posteriormente se dirigió a la educación
especial, luego se manejaron los conceptos de educación integrada y, ahora último,
los de educación inclusiva basada en la diversidad.
a. Segregación de las personas con discapacidad.
La revisión de la historia de la discapacidad no muestra indicios de la escolaridad
de las personas con discapacidad en la antigüedad, quizás, en parte, porque en
esa época predominaba el rechazo, el abandono y el infanticidio hacia las personas
“deficientes” (Puig de la Bellacasa 1992). Las personas con discapacidad
eran consideradas un castigo para sus familias y condenadas a vivir sin ningún
tipo de desarrollo ni de integración.
b. Nacimiento de la escuela especial para personas con discapacidad.
Se puede decir que la escuela nace en el siglo XVI, pero se desarrolla en el siglo
XVIII. En 1828 en Francia se abren las primeras escuelas de atención a
“deficientes” inspiradas en los resultados de Tirad (1775-1838), quien demostró
mediante trabajos con “deficientes” la posibilidad de enseñar y educar a los dé-
biles mentales. En esta misma época el abad de l’Épée creó el primer lenguaje
de señas para comunicarse con las personas sordas y, en Alemania, Samuel
Heinecke desarrolló una metodología oral para enseñar a las personas sordas
a comunicarse de forma verbal.
Por su parte, en 1829 Louis Braille creó la escritura de puntos en relieve reconocida
universalmente para la lectura y escritura de las personas invidentes y
difundida por el mundo como el sistema braille (Braille, Louis 1829).
Con base en lo anterior, se puede afirmar que, gracias al implemento de la
escuela especial y al crearse medios que facilitaran su desarrollo como fue el
lenguaje de señas y el sistema braille, se demostró que estas personas eran
educación inclusiva: un modelo de educación... // Carlos Parra Dussan 75
capaces de competir intelectualmente con otras que no tenían ningún tipo de
limitación física.
c. Pedagogía terapéutica.
Con los resultados de las investigaciones se inició una etapa de clasificación de
las personas con discapacidad según la deficiencia y, surge así, “la pedagogía
terapéutica (Cañedo 2003). En esta perspectiva, ni las medidas médicas ni las
pedagógicas eran consistentes o complementarias para hacer una intervención
más efectiva.
Como resultado de esta polémica de a quien correspondía la prioridad en la
educación de los deficientes, si a los médicos o a los pedagogos, a finales del
siglo XIX y principios del XX se definieron dos tendencias para comprender
la esencia y carácter de la deficiencia: una -defendida por los médicos- que la
consideraba como resultado de factores adversos en el organismo en diferentes
etapas del desarrollo y, otra, más defendida por los profesores, que planteaba
que ésta podía aparecer por factores psicológicos y pedagógicos. Esta última,
hace alusión a la tendencia que estudia los factores contextuales que conducen
a que la discapacidad se agrave o atenúe.
d. Tendencia psicométrica.
La “pedagogía terapéutica” permaneció en diferentes escenarios educativos
hasta entrado el siglo XX. Más adelante surge la tendencia psicométrica. El
francés Alfred Binet desarrolló la primera prueba de inteligencia cuyos resultados
clasifican y establecen jerarquías en función de la capacidad mental. En
1905 se da paso a la atención educativa especializada, distinta y separada de la
organización escolar ordinaria, y surgen las escuelas especiales para personas
con “retraso mental”.
e. Educación especial.
A partir de 1917 en Europa comenzó la obligatoriedad y la expansión de la escolarización
elemental. Se detectaron allí numerosos alumnos con dificultades
en el aprendizaje. Los grupos eran cada vez menos homogéneos, por tanto, se
enfatizaba la necesidad de clasificar a los alumnos y se creaban aulas especiales
en la escuela ordinaria, dando paso al sistema de educación especial.
El surgimiento de la educación especial se asume como un hecho positivo porque
significó el reconocimiento de ofrecer educación especializada a las personas
con discapacidad, lo cual generó: profesorado preparado, programas especiales
para mejorar los aprendizajes, materiales específicos y el propio centro especial. Pero el sistema de educación especial fue cuestionado en la medida en que las
instituciones recibían todos los alumnos que el sistema corriente rechazaba. La
intolerancia de éstas hacia la diferencia y presencia de dificultades como problemas
de comportamiento, discapacidades de distinto tipo, inadaptación social y
otros problemas, hicieron que fueran concentrados en los centros especiales.
2. De la educación especial a la educación integrada.
En este recorrido conceptual encontramos que el por aquel entonces director del
Servicio Danés para el Retraso Mental (Bank-Mikkelsen 1959), lanza un nuevo
principio al que denomina normalización, definida como: “La posibilidad de que
los deficientes mentales lleven una existencia tan próxima a lo normal como sea
posible”. Dicho principio quedaría reflejado en la normativa danesa en el año 1959.
Diez años después será el director ejecutivo de la Asociación Sueca para Niños
Retrasados (B. Nirje 1969) quien profundice en este principio, formulándolo como:
“Hacer accesibles a los deficientes mentales las pautas y condiciones de la vida cotidiana
que sean tan próximos como sea posible a las normas y pautas del cuerpo
principal de la sociedad”.
En Estados Unidos se desarrolló este principio hasta convertirlo en una ideología
general con directrices detalladas de provisión y evaluación de servicios de habilitación
y rehabilitación, manifestando que la esencia de la normalización no estaba
dirigida a un programa de tratamiento, sino que debía sobrepasar esas tareas concretas
y proporcionar a las personas con discapacidad la dignidad completa que le
correspondía por derecho.
Uno de los acontecimientos que marcó un antes y un después en la educación especial
fue el Informe Warnock, 1978, el cual reafirmó el significado de “normalización”.
Éste, no se enfocó en convertir a una persona con Necesidades Educativas
Especiales (NEE) en “normal”, sino a aceptarlo tal como es, con sus necesidades,
con los mismos derechos que los demás y ofreciéndoles los servicios para que pueda
desarrollar al máximo sus posibilidades.
Este informe contenía las propuestas para la integración escolar y social y, además,
proponía la abolición de la clasificación de las minusvalías hasta ese momento vigente
y, también, promovía el concepto de Necesidades Educativas Especiales, NEE.
Allí se describían las condiciones de vida comunes que debían tener las personas
con NEE como miembros de la sociedad. Con la aplicación de este principio se
esperaba mejorar la autoestima y el desarrollo de las capacidades de las personas
con discapacidad con unos aprendizajes más reales para su desempeño laboral y
su autonomía personal en la sociedad.
También se acometía la intención de no etiquetar ni categorizar a las personas con
discapacidad y de usar la denominación de NEE; por ello se adoptó este concepto,
con el objetivo de disminuir los efectos nocivos de la clasificación indiscriminada,
al asumir que cada niño y niña, independientemente de su discapacidad, tiene una
necesidad particular de educación.
3. De la educación integradora a la educación inclusiva.
El desarrollo de la integración ha producido una evolución conceptual y se tiende a
abandonar el término de integración y sustituirlo por el de “inclusión”. Esto, surge
tras evaluar como deficiente y mejorable la experiencia de la integración escolar en
diferentes países. Asumimos la importancia del cambio terminológico de “integración”
a “inclusión”, no solo como una cuestión semántica, sino como un cambio
conceptual que ofrece mayor claridad y, además, redimensiona el significado de
esta política en la práctica. La educación inclusiva constituye un enfoque educativo
basado en la valoración de la diversidad como elemento enriquecedor del proceso
de enseñanza y aprendizaje y, en consecuencia, favorecedor del desarrollo humano.
El concepto de educación inclusiva es más amplio que el de integración y parte
de un supuesto distinto porque está relacionado con la naturaleza misma de la
educación regular y de la escuela común. La educación inclusiva implica que todos
los niños y niñas de una determinada comunidad aprendan juntos, independientemente
de sus condiciones personales, sociales o culturales, incluidos aquellos
que presentan una discapacidad. Se trata de una escuela que no exige requisitos de
entrada ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo para hacer
realmente efectivos los derechos a la educación, a la igualdad de oportunidades y
a la participación. En la escuela inclusiva todos los alumnos se benefician de una
enseñanza adaptada a sus necesidades y no solo los que presentan necesidades
educativas especiales.
Fuente: “Educación inclusiva:
Un modelo de educación para todos” por Carlos Parra Dussan
No hay comentarios:
Publicar un comentario